Poeta
sucumbiendo bajo un alud de ollas de acero inoxidable tiene, como todo
libro de poemas de este tiempo que se precie, una historia que subyace, un
común denominador o hilo conductor. Este es la vida de Karinia, el personaje
protagonista, la ama de casa en la que se pretende encarnar y reivindicar las
vidas de tantas personas anónimas como han tenido en el pasado y tienen hoy,
una inclinación visceral, abrasiva, que no las deja vivir en paz, por una
faceta del arte –en lo que nos ocupa, la literatura-, y que pasan sus vidas,
tristemente en muchos casos, sin desarrollar esa tendencia innata y las capacidades,
pocas o muchas, asociadas a ella.
Personas que arrastran su existencia
encerradas (de ahí el motivo de portada) en las mazmorras que ellas mismas, por
generosidad, se fabrican. Atados o atadas a las cadenas que ellos o ellas
mismas se ponen. Inmersos en una dinámica que ahoga sus aspiraciones, dinámica
contra la que se rebelan, pero que termina imponiéndose. En el caso de Karinia,
al ser ama de casa, mujer, esas cadenas son más sangrantes (contradictorias)
aún, porque ya no vienen de una decisión obligada por la propia circunstancia
de la vida, como el trabajo, sino, además, por la decisión de obrar el amor, la
categoría más alta del amor: la maternidad y todo lo que conlleva. Esa
situación y su peculiaridad es la que sirve al autor de palanca para reivindicar
su libertad, la libertad que ella misma debe darse para lograr su objetivo
artístico, sin tener por qué renunciar para nada al papel de madre, y la otra
libertad, la que le es debida por la sociedad a la que pertenece. A este motivo
principal del libro, se unen otros que hablan de circunstancias aledañas que lo
complementan, entre ellos esa segunda parte, de alguna manera apéndice, en la
que se destacan vicisitudes del propio autor/narrador, en su relación con el
personaje principal y con otros secundarios de la historia.
Manuel de Mágina
Nacido
en Jaén, en 1959. Fue integrante del colectivo local de la tertulia literaria
de Fuentenueva (Baeza) (1995-2002). Entre 1993 y 2001 ejerció como
colaborador de opinión en el periódico local “Diario Jaén”.
A partir de 2008,
decidió dedicar todo su tiempo posible y esfuerzos a la tarea que más le
importa: a la literatura. Fruto de ese giro nació, en los años 2010 y 2011,
“Poeta sucumbiendo bajo un alud de ollas de acero inoxidable”, poemario que
publicó al año siguiente la recién estrenada editorial “El desván de la
memoria”.
Un excelente libro, y no lo digo porque yo haya sido su editor. Es de esas obra especiales, de una originalidad inmensa, que uno ha tenido la suerte de que caiga en sus manos y de poder ser el medio para que llegue a los lectores.
ResponderEliminarRamón Alcaraz