Las lágrimas de San Lorenzo, es
el esperado regreso de Julio Llamazares a la novela, con una emocionante
historia sobre el paso del tiempo y la memoria. Una historia sobre los paraísos
e infiernos perdidos -padres e hijos, amantes y amigos, encuentros y
despedidas- que recorren toda una vida entre la fugacidad del tiempo y los
anclajes de la memoria. Como ya lo hiciera en La lluvia amarilla con celebrada
maestría, Llamazares vuelve a usar un lenguaje preciso y poderoso para dibujar
una atmósfera poética a través de la cual la voz de narrador evoca y cuenta los
pormenores de una existencia vivida con reflexión y emoción a un tiempo.
Esta obra nos narra la historia de como un profesor de
universidad que ha rodado por Europa como una bola del desierto sin echar
raíces en ningún lugar regresa a Ibiza, donde pasó sus mejores años de joven,
para asistir junto con su hijo a la lluvia de estrellas de la mágica noche de
san Lorenzo. La contemplación del cielo, el olor del campo y del mar y el
recuerdo de los amigos perdidos desatan en él la melancolía, pero también la
imaginación.
Julio Llamazares
Julio Alonso Llamazares Julio Llamazares nació en
Vegamián (León) en 1955. Su obra abarca prácticamente todos los registros
literarios, desde la poesía —La lentitud de los bueyes (1979) y Memoria de la
nieve (1982)— a la literatura de viaje —El río del olvido (1990),
Trás-os-Montes (1998) Cuaderno del Duero (1999) y Las rosas de piedra
(2008), pasando por la novela —Luna de lobos (1985), La lluvia
amarilla (1988), Escenas de cine mudo (1994) y El cielo de
Madrid (2005)—, la crónica —El entierro de Genarín (1981)—, el relato —En mitad
de ninguna parte (1995) y Tanta pasión para nada (2011)— y el guión cinematográfico.
Sus artículos periodísticos, que
reflejan en todos sus términos las obsesiones propias de un narrador
extraordinario, han sido recogidos en los libros En Babia (1991), Nadie escucha
(1995) y Entre perro y lobo (2008). En 2013 publicó Las lágrimas
de San Lorenzo, su última obra hasta el momento.
Mirando las estrellas una noche de verano en Ibiza, el protagonista acompañado de su hijo, le cuenta como en otras noches lejanas en ese mismo lugar y en otros diferentes, con situaciones distintas, contempló la misma estampa con las estrellas fugaces.
ResponderEliminarEn los intervalos en que el niño permanecía pensativo, o estaba dormido, la mente del personaje recapitula su vida, haciendo hincapié en el inexorable paso del tiempo que se aleja y no vuelve; pero los episodios de amor, desamor, sufrimiento, muertes, errores, o aciertos, se repiten en las generaciones siguientes quizás con matices, pero en la esencia iguales.
El texto es sosegado y la lectura agradable.