15 de abril de 2011

El vecino de abajo

El vecino de abajo:

La tranquila y ordenada vida de una traductora cambia de repente cuando su vecino de abajo inicia unas obras en su casa… Los taladros, los martillazos y las sierras hacen que ella, que no había perdido los nervios ni cuando su ex marido se lió con su hermana, siente ahora una furia desconocida… Su único objetivo es aniquilar al vecino, pero la tarea requiere tiempo, preparativos laboriosos y algunos cómplices…

    Humor desinhibido y artillería fina para la historia de un desquiciamiento progresivo… Un derroche de ingenio e ironía. «Narrado en primera persona, con una galería de personajes intensos muy bien dibujados, el nuevo libro de Abad constituye, además de una lectura divertida y amena, una interesante revisión de la conducta de los seres humanos cuando se ven sometidos a las pequeñas miserias cotidianas que los aturden.»


Mercedes Abad:

Estudió en el Liceo francés en Barcelona y Ciencias de la Información en la Universidad autónoma.

    Se estrenó como escritora con Ligeros libertinajes sabáticos (1986), un libro de cuentos que fue galardonado con el VIII Premio La Sonrisa Vertical y con el éxito de público y crítica.

     Desarrolla su faceta como periodista en  diversos medios de comunicación y participa activamente en el mundo teatral, cinematográfico, radiofónico y literario de su entorno. Felicidades conyugales (1989), su segundo libro, recibió también una calurosa acogida.

    Es autora de relatos cortos muy imaginativos con escritura sencilla y sensual y en los que nunca falta el humor, proporcionando una lectura muy entretenida.

    En el año 2000, publicó su primera novela, Sangre. Además de los libros de narrativa, es autora también del ensayo Sólo dime dónde lo hacemos, y de guiones de radio y obras teatrales como Pretèrit perfecte, Se non è vero y Bunyols de Quaresma. Ha realizado la versión teatral de Las amistades peligrosas, de Christopher Hampton, y ha colaborado en la dramaturgia del espectáculo XXX con la adaptación de La Filosofía en el tocador, del marqués de Sade, producida por La Fura dels Baus. Es colaboradora habitual de diversos medios de comunicación. Sus crónicas para el suplemento Cataluña de El País han sido reunidas en el volumen Titúlate tú.
  
    Respecto a su forma de escribir y en qué terreno se encuentra mejor, Mercedes ha dicho: “Yo diría que, como creadora, prefiero no sentirme nunca demasiado a gusto. La comodidad es mala consejera, porque puedes llegar a hacer cosas complacientes. Y, por otra parte, aunque he escrito bastantes cuentos, cuando empiezo uno nuevo, siempre siento que parto de cero, que no sé nada. Cuanto más me lleva por territorios desconocidos, más me interesa la aventura de escribir. Y más placer encuentro también”.

     Para definir sus preferencias a la hora de escribir novela larga o cuentos breves comenta: “Me cuesta establecer límites entre una cosa y otra. Pero en el cuento, desde luego, no hay momentos muertos ni remansos. Es un género mucho más intenso, desprovisto de esas escenas de transición, puramente rutinarias, que tanto abundan en cierto tipo de novelas y que dan a veces la impresión de que el autor quiere estirar la narración para llegar a cierto número de páginas”...”El cuento es un género muy libre, permite hacer cosas muy traviesas y muy audaces. Su brevedad hace que uno se sienta más proclive a experimentar cosas disparatadas. Recursos narrativos que tal vez en una novela no se sostendrían (o le pondrían grilletes al autor) funcionan muy bien en el cuento. Aunque yo creo que la novela también debería ser un laboratorio de pruebas. Pero, a la hora de la verdad, hoy en día te encuentras novelas muy convencionales, con poco riesgos, escritas rutinariamente y sin demasiadas “ideas literarias”, sin riesgo formal”.

Su obra:

Ligeros libertinajes sabáticos (1986) Felicidades conyugales (1989)
Sólo dime donde lo hacemos (1991)
Soplando al viento (1995)
Sangre (2000)
Amigos y fantasmas (2004)
El vecino de abajo (2007)


LECTURAS ANTERIORES:

Los sufrimientos del joven Werther.

La camarera.

1 comentario: