19 de octubre de 2012

Las bicicletas son para el verano

Las bicicletas son para el verano


Las bicicletas son para el verano presenta y representa la vida de un grupo de personas en el contexto de la guerra civil española. Su pretensión no es la de construir una tragedia o un drama desde el punto de vista de la épica, sino algo sencillo y cotidiano, donde las situaciones límite no lo parezcan . El dramaturgo pone ante nuestros ojos las repercusiones de la guerra en un microcosmos integrado por seres frágiles, indefensos, dueños tan sólo de un destino incierto.


La guerra civil va a comenzar. Ésta es la historia de unos personajes que viven en el Madrid de la época. La familia de don Luis, hombre irónico y lleno de humor, cuyo futuro no parece muy prometedor al estar en el bando perdedor, formada por su mujer, doña Dolores, su hija Manolita y su hijo Luis.

Dentro de esta casa está también la criada, María. La familia vecina está formada por doña Antonia y sus dos hijos: Julio y Pedrito. Además, aparecen otros personajes y entre todos van dando forma a una historia marcada tanto por la espantosa guerra como por los asuntos cotidianos que se suceden en un ambiente a veces entrañable, y otras veces cruel.

Fernando Fernán Gómez

(Lima, Perú, 1921- Madrid, 2007)
Hijo de la actriz Carola Fernán-Gómez, nació durante una gira de sus padres en Lima. Llegó a España cuando contaba tres años. Tras algún trabajo escolar como actor, estudió Filosofía y Letras en Madrid, pero su verdadera vocación lo condujo al teatro. Durante la Guerra Civil, recibió clases en la Escuela de Actores de la CNT, debutando como profesional en 1938 en la compañía de Laura Pinillos. Allí le descubrió Enrique Jardiel Poncela, quien le dio su primera oportunidad al ofrecerle, en 1940, un papel como actor de reparto en su obra Los ladrones somos gente honrada. Tres años más tarde irrumpió en el cine, en el que empezó a trabajar primero como actor y más tarde como director. Las películas más galardonadas en las que participó fueron Belle Époque, Plenilunio, El abuelo, Todo sobre mi madre y La lengua de las mariposas. En el género teatral, además de Las bicicletas son para el verano, destacó por su adaptación de El Lazarillo de Tormes. En el género novelesco, triunfó con obras como El viaje a ninguna parte, El mar y el tiempo y Capa y espada. En el año 2000 fue nombrado miembro de la Real Academia Española, ocupando el sillón B hasta su fallecimiento.

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