Una temporada para silbar
“No cocina, pero tampoco muerde”. Así comienza el anuncio en el que Rose Llewellyn, una viuda de“buenas costumbres y disposición excepcional”, se ofrece en el otoño de 1909 como ama de llaves; la frase capta de inmediato la atención de Oliver Milliron, un viudo con tres hijos y poca maña en las tareas domésticas, que la contrata para poner un poco de orden en su casa de Marias Coulee, Montana.
Y así comienza también la inolvidable temporada que Rose y su hermano Morris, un dandi sabelotodo, pasarán en este pueblo de granjeros. Cuando la maestra local se escapa con un predicador, Morris se verá obligado a aceptar su puesto; sus particulares métodos de enseñanza marcarán para siempre a los jóvenes alumnos de la escuela rural. Ni ellos ni la familia Milliron ni el pueblo de Marias Coulee volverán a ser los mismos tras la llegada de Rose y Morris.
Ivan Doig
Nació en 1939 en White Sulphur Springs (Montana), en el seno de una familia de colonos y rancheros de origen escocés. Tras la prematura muerte de su madre fue criado por su padre y su abuela en diferentes ranchos del estado, pero sin abandonar nunca Montana, fuente constante de inspiración para la mayoría de sus novelas y ensayos. Doig, graduado en Periodismo y en Historia, ejerció como granjero y trabajó en el Servicio Forestal antes de convertirse en editor y colaborador habitual de periódicos y revistas. En 1979 apareció su primera obra,This House of Sky: Landscapes of a Western Mind, un texto autobiográfico inspirado en sus años de juventud, que llegaría a ser finalista del National Book Award, y al que seguiría una larga lista de obras, narrativas y de no ficción, inspiradas en su mayoría en la vida rural de Montana y en sus imponentes paisajes.Entre su producción destacan las tres novelas que componen laTrilogía McCaskill (English Creek,Dancing at the Rascal Fair yRide with me, Mariah Montana), un complejo ciclo novelesco que abarca cien años en la historia del estado de Montana;Bucking the Sun (1996);Mountain Time (1999) yUna temporada para silbar (2006). Su prosa realista e íntimamente ligada a la historia, la naturaleza y el paisaje de su tierra natal lo ha encumbrado como uno de los mejores cronistas contemporáneos del Oeste americano, en la estela de autores de la talla de Wallace Stegner o Norman Maclean.