20 de noviembre de 2019

El barón rampante

El barón rampante

Cuando tenía doce años, Cosimo Piovasco, barón de Rondó, en un gesto de rebelión contra la tiranía familiar, se encaramó a una encina del jardín de la casa paterna. Ese mismo día, el 15 de junio de 1767, encontró a la hija de los marqueses de Ondarivia y le anunció su propósito de no bajar nunca de los árboles. Desde entonces y hasta el final de su vida, Cosimo permanece fiel a una disciplina que él mismo se ha impuesto. 

La acción fantástica transcurre en las postrimerías del siglo XVIII y en los albores del XIX. Cosimo participa tanto en la revolución francesa como en las invasiones napoleónicas, pero sin abandonar nunca esa distancia necesaria que le permite estar dentro y fuera de las cosas al mismo tiempo. En esta espléndida obra, Calvino se enfrenta con el que, según él mismo declaró, es su verdadero tema narrativo: «Una persona se fija voluntariamente una difícil regla y la sigue hasta sus últimas consecuencias, ya que sin ella no sería él mismo ni para sí ni para los otros».

Italo Calvino

Italo Calvino (La Habana, 1923-Siena, 1985) es considerado uno de los grandes autores italianos del siglo XX, siendo autor tanto de novela como de relato y ensayo. Inició estudios como ingeniero agrónomo, pero fueron interrumpidos por el comienzo de la II Guerra Mundial. Calvino fue llamado a filas, pero sus convicciones políticas le llevaron a desertar y entrar a formar parte de las Brigadas Partisanas Garibaldi.

Tras el conflicto, Calvino comenzó a trabajar como periodista mientras estudiaba Literatura y pronto pasó a trabajar dentro del mundo editorial. Inició su camino en la escritura dentro del neorrealismo italiano, con un fuerte componente social, algo que fue evolucionando hasta encontrar una narrativa cercana al fantástico con una gran dosis de poesía y mensaje alegórico. Además, escribió varios textos sobre el discurso filosófico y el hombre contemporáneo a través de la poética.

A partir de los años 60 su obra se aleja de las corrientes más vanguardistas y explora lo psicológico y lo surreal. En los 70 se ve atraído por la sociología y publica algunos de sus títulos más conocidos, como Las ciudades invisibles.  Murió  en 1985 tras sufrir un ictus cerebral.

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