24 de noviembre de 2016

La tía Tula

La tía Tula


La tía Tula, sin duda la más popular de las novelas de Miguel de Unamuno (1864-1936), es, según su autor, «la historia de una joven que, rechazando novios, se queda soltera para cuidar a unos sobrinos, hijos de una hermana que se le muere. Vive con el cuñado, a quien rechaza para marido, pues no quiere manchar con el débito conyugal el recinto en que respiran aire de castidad sus hijos. Satisfecho el instinto de maternidad, ¿para qué perder su virginidad? Es virgen madre». 

Pero sobre este cañamazo argumental teje Unamuno una obra cargada de sentidos plurales: Tula, la protagonista, que encarna la concepción tradicional de la familia y de la mujer y que es, a al vez, víctima de ella, ejemplifica la figura del agonista unamuniano dividido en mil contradicciones. Anna Caballé, profesora de Literatura Española de la Universidad de Barcelona, ofrece en la Introducción un estudio que explora en los distintos planos –ideológico, psicológico y artístico- las numerosas sugerencias que en La tía Tula se condensan.


Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno y Jugo (Bilbao, 1864-Salamanca, 1936) cursó estudios en la Universidad de Madrid donde se doctoró en Filosofía y Letras con la tesis titulada Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca (1884). Fue catedrático de griego en la Universidad de Salamanca desde 1891 hasta 1901, en que fue nombrado rector. Formado intelectualmente en el racionalismo y en el positivismo, durante su juventud simpatizó con el socialismo. Las influencias de filósofos como Arthur Schopenhauer, Adolf von Harnack o Sören Kierkegaard, entre otros contribuyeron a que rechazara el racionalismo.

Sus meditaciones sobre el sentido de la vida humana, en el que juegan un papel fundamental la idea de la inmortalidad y de un dios son un enfrentamiento entre su razón, que le lleva al escepticismo y su corazón, que necesita desesperadamente de Dios. Sus dos grandes obras sobre estos temas son Del sentimiento trágico de la vida (1913) y La agonía del cristianismo (1925). En el año 1914 fue obligado a dimitir de su cargo académico por sus ataques a la monarquía de Alfonso XIII. Fue confinado a Fuerteventura (Islas Canarias) en 1924 por su enfrentamiento con la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Más adelante se radica en Francia, en exilio voluntario hasta 1930, año de la caída del régimen de Primo de Rivera. Regresó a su cargo de rector en Salamanca, que no abandonaría hasta su muerte.

Su poesía exalta las tierras de Castilla, considerada la médula de España, su narrativa comienza con Paz en la guerra (1897) y continúa con Niebla (1914), La tía Tula y San Manuel Bueno, mártir (1933). Entre su obra poética destaca El Cristo de Velázquez (1920). Aunque al principio fue comprensivo con la sublevación del Ejército español que encabezó el general Francisco Franco, pronto les censuró públicamente en un acto celebrado en la Universidad de Salamanca, ciudad donde falleció el 31 de diciembre de 1936.



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